Desde el primer momento, la organización de la República de Venecia se esforzó por evitar que un solo hombre, el Dux, detentara todo el poder. Se estableció una forma republicana de gobierno que no existía en ninguna otra ciudad-estado de Italia. Los patricios estaban decididos a no ser gobernados por cualquiera, especialmente cuando no ayudaba a sus intereses económicos. La primera imposición se dio en 1148 en la que se obligó al Dux a la "Promesa Ducal", un compromiso que el Dux asume en el momento de su nombramiento. En 1177 le fue impuesto el “Gran Consejo”, compuesto por miembros elegidos entre las familias de la nobleza, al que seguiría el “Consejo Menor”, compuesto por seis miembros asesores del Dux y la “Quarantia” como Tribunal Supremo.

En 1223 estas instituciones se combinaron en la Signoria, formada por el Dux, El Consejo Menor y los tres dirigentes de la Quarantia. La Signoria era el órgano central de gobierno y representaba la continuidad de la república como se muestra en la expresión: "Aunque el Dux esté muerto, no la Signoria".

En 1229 se constituyó el Senado (denominado Cosiglio dei Pregadi). Estaba compuesto por 60 miembros elegidos por el Consejo Mayor y desde él se dirigía la política exterior y la elección de embajadores. El 10 de julio de 1310 se estableció el Consejo de los diez, una organización similar a una policía secreta del estado, que se hizo muy poderosa y se convirtió en el eje central de la política veneciana. La combinación de sabios y algunos otros grupos fue llamado “un collegio” que formaba un poder ejecutivo. Al final del proceso el Dux tenía un poder personal muy reducido y la autoridad era ejercida básicamente por el Gran Consejo, cuyos puestos se convirtieron en hereditarios a partir de 1297.

En la primera mitad del siglo XV los venecianos comenzaron su expansión por Italia como respuesta al poder amenazador del Duque de Milán. En 1410, Venecia controlaba la mayor parte de la región, incluyendo ciudades como Verona y Padua, alcanzando más tarde a Brescia y Bérgamo. El mar Adriático se convirtió en el "mar veneciano", cuyo poder se extendía hasta lejanas tierras como Chipre. La debilidad del Imperio Bizantino le había permitido anexionarse a Creta, Eubea y, en 1489, Chipre. En el siglo XV Venecia era el centro del comercio mundial y la mayor ciudad portuaria del mundo con más de 200.000 habitantes. En esta época Venecia alcanzó su máximo apogeo.

En 1630 se declaró un brote de peste que acabó con un tercio de la población. El declive de Venecia era manifiesto, los Habsburgo potenciaron el Puerto de Trieste en contra de los intereses venecianos. Nápoles intentó dominarla a través de la Conjuración de Venecia. En el siglo XVII la Serenísima República de Venecia, prototipo de ciudad-Estado, comprendía la provincia del Véneto, una parte de Istria, casi toda Dalmacia y las islas Jónicas; gobernada por un sistema oligárquico-ciudadano cuyos miembros estaban inscritos en el llamado "Libro d'Oro" de la ciudad, seguía estando viva a comienzos de la centuria gracias a su activo comercio, aunque sus iniciativas expansionistas quedarán abandonadas en 1718 con la pérdida de Morea. El período que nos ocupa está marcado por la estabilidad, y por un cierto retroceso en el comercio mediterráneo, en parte por la concentración de la propiedad agraria, la vigencia de una agricultura tradicional y la decadencia de la clase dirigente. En efecto, la estabilidad política proviene de la constancia de los ingresos comerciales, dándose muchas exportaciones de cerámicas, objetos de vidrio y obras de arte, llegando a declararse la ciudad puerto franco en 1735; en parte también de una clase política conservadora, anclada en las instituciones tradicionales y dominada por la aristocracia (Gran Consejo de Nobles, Senado y Señoría) opuestos a cualquier conato de reforma, y por último, se debe también a una política de neutralidad en la escena internacional.

No obstante, en la segunda mitad del siglo XVIII algo cambió en el panorama político culminando una intensa legislación reformadora, gracias al pensamiento ilustrado, que impulsaría notablemente el desarrollo económico. Estas transformaciones, aunque no fueron acompañadas de cambios en el terreno institucional, permitieron la aparición de una nueva burguesía en ciudades secundarias y centros rurales, ligada al comercio local, pequeñas industrias o el ejercicio de profesiones liberales. A pesar de sus intentos de neutralidad, la intención austriaca de implantarse en el Mediterráneo hizo que Viena ofreciera en 1747 a la república una permuta de territorios que hubiese supuesto la libre comunicación entre la Lombardía habsburguesa con el Trentino, principado arzobispal, feudatario del Imperio. Dicha negociación no dio ningún fruto. La decadencia de Venecia se consolidó cuando el 12 de mayo de 1797, el Gran Consejo declaraba la disolución de la Serenísima República de Venecia donde fue asignada a la autoridad austriaca con la región de Friuli, Istria y Dalmacia después de que Francia y Austria firmaron el Tratado de Campo Formio.

Según los datos de Campomanes la correspondencia dirigida a la Serenísima Republica de Venecia desde España era centralizada en Madrid, en el Oficio de Italia, de donde partía por la Carrera del Noreste entrando a Francia por Perpiñán, para dirigirse hacia Milán, y pasar por Brescia, Verona, Vicenza hasta Fusina desde donde pasando por mar llegaba a Venecia en un recorrido de 325 leguas. La moneda aplicada al porte en Venecia era la lira (1 lira = 20 sueldos) la cual, en el momento de publicarse dicho trabajo, tenía una equivalencia con la moneda española de 16 cuartos o 1 real de plata vieja.

1766. Carta circulada de Cádiz a Venecia.

Marca de origen: ANDALUCIA ALTA. Circulada por el correo español ordinario hasta Madrid donde al dorso se aplica la marca CORREO / GRAL DE / MADRID. Anotaciones manuscritas: 2·10 que consideramos pueda tratarse de algún porte aplicado en tránsito y de porte final pagado por el destinatario: 4:16 (4 liras : 16 sueldos).

1788, 8 de septiembre. Carta circulada de Ceuta a Venecia.

Marca de origen: AFRICA. Circulada por el correo español ordinario hasta Madrid. Anotaciones manuscritas: 3·12 que consideramos pueda tratarse de algún porte aplicado en tránsito y de porte final pagado por el destinatario: 7 · 13 (7 liras : 13 sueldos).

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