Avanzando unos años en el tiempo también ha llegado hasta nuestros días, aunque con menos importancia por disponer de un menor número de sobrescritos, el denominado Fondo Carminati cuyo rango de fechas lo sitúan datado entre 1649 y 1674. Los Carminati, Antonio, Marcos y Juan Bautista, fueron hombres de negocio afincados en Madrid, que recibieron correspondencia desde diversas procedencias que tenían origen español. Al día de hoy no se ha llevado a cabo un estudio tan pormenorizado como el efectuado sobre el fondo documental Simón Ruiz, sin embargo, pequeños trabajos llevados a cabo sobre esta correspondencia arrojan sobre un muestreo de unas 100 cartas, de las que 55 llevaban anotación de porte, que la tasa mayoritaria seguía siendo medio real, en concreto en 47 de estas cartas, presentando 4 cartas anotación de porte de 8 maravedíes y 3 cartas con 12 maravedíes respectivamente.

1656. Carta circulada entre Cádiz y Madrid.

Porte manuscrito por el remitente: medio rl, (Medio Real). Cumple con la aplicación de la tarifa de costumbre para la carta sencilla, de 1 pliego + fracción, circulada entre oficios postales españoles.

1657. Carta circulada entre Alicante y Madrid.

Porte manuscrito por el remitente: Pte: md: rl, (Medio Real). Cumple con la aplicación de la tarifa de costumbre para la carta sencilla, de 1 pliego + fracción, circulada entre oficios postales españoles.

1650, 26 de mayo. Carta circulada entre Alicante y Madrid.

Porte manuscrito por el remitente: Pe: Un R plata, (Un Real de plata). Cumple con la aplicación de la tarifa de costumbre para la carta doble, de 2 pliegos + fracción, circulada entre oficios postales españoles.

1657. Carta circulada entre Toledo y Madrid.

Porte manuscrito por el remitente: ocho ms, (Ocho maravedíes). Se evidencia la existencia de algún factor desconocido que afecta al porte en la correspondencia circulada entre oficios postales españoles.

Las conclusiones parciales que sacamos del análisis realizado sobre la correspondencia dirigida a la familia Carminati siguen manifestando que el porte de medio real es, con suma diferencia el más habitual, hecho que reafirma la práctica continuativa en el empleo de la tarifa de costumbre que viene aplicándose de forma mayoritaria sobre la correspondencia de particulares, siendo la tarifa más extendida en la correspondencia circulada por estafetas.

A su vez, continúan apareciendo sobrescritos que presentan portes de 8 y 12 maravedíes, aunque en proporciones similares a las manifestadas en el análisis llevado a cabo con anterioridad sobre el fondo documental sobre la correspondencia de Simón Ruiz. Este hecho vuelve a poner de manifiesto la existencia de algún factor desconocido que favorecía el envío de correspondencia con una tasa rebajada hasta la mitad del importe de lo que era el porte habitual por el envío de cartas sencillas, unos motivos que al día de hoy nos siguen siendo desconocidos.

Además, se continúa manifestando de forma totalmente mayoritaria que sigue siendo el remitente quien realiza la praxis de ser él quien a la hora de escribir una misiva anote de forma gráfica, reforzada en ocasiones con el empleo de números, el importe que deberá de ser abonado en destino por la entrega de la carta cuando esta se reciba, importe que siguiendo la costumbre inicial se sigue ubicando en el ángulo inferior izquierdo como algo ya habitual.

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