Por decisión de su padre Maximiliano I, Felipe se desposó con Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos. Con esta sucesión de enlaces matrimoniales Lille y el resto del condado de Flandes, además de los territorios de Borgoña y Brabante, pasarían finalmente a manos de la familia Habsburgo. Así, Carlos de Habsburgo (Carlos I de España, hijo de Felipe y Juana) la contaba entre sus dominios, haciendo valer el monarca español su título de Señor de los Países Bajos.
La ciudad fue gobernada por los Habsburgo hasta el reinado de Felipe IV, en la primera mitad del siglo XVII. A principios de la segunda mitad del siglo XVII, el Rey francés Luis XIV inició una política expansionista hacia el norte y el oeste de Francia, reclamó el territorio de Flandes en manos españolas, haciendo valer los derechos sucesorios de su esposa María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España. Por dichas reclamaciones se iniciaría la Guerra de Devolución en 1667 que finalizaría con la ocupación francesa del Condado de Flandes. El Rey francés inició un asedio a la ciudad de Lille en 1668, que fue ocupada al cabo de nueve días de resistencia.
Aglutinada ahora en el Reino francés, Lille pasaría a ser la capital de la Francia septentrional debido a su ubicación estratégica, muy cercana a la frontera con los Países Bajos Españoles y a su gran importancia económica, por tanto, Luis XIV ordenó cuatro meses después de su conquista, la fortificación de la ciudad. La tarea fue encargada a Sébastien Le Prestre, marqués de Vauban, ingeniero y arquitecto militar. Vauban reforzó las murallas de la ciudad, y dirigió la construcción de la ciudadela de Lille en el extremo noroccidental de la urbe. Una vez ocupada la ciudad el correo francés se hizo cargo de la gestión de la correspondencia e implantó sus tarifas sobre la correspondencia aunque los Tassis mantuvieron el control de los Oficios de Correo y siguieron manteniendo el patardo como moneda en la cual se realizaba el porteo en las cartas llegadas a Lille.
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